miércoles, 21 de octubre de 2009

remembering "À bout de souffle" memorias de Jean-Paul Belmondo, un detective perdido

Jean-Paul Belmondo coje su chaqueta y sus cigarrillos y cierra la puerta, cuidadosamente pero con prisa, baja las escaleras, dos pisos, hasta el rellano, abre la puerta y en la avenida pide un taxi. Se va corriendo, no tiene dinero, deambula por el lado del Sena mientras se fuma uno de sus últimos cigarrillos, mira a la caja, aún le quedan tres, va mirando las fileras de coches, a lado y lado de la carretera que cerca el río y los edificios monumentales, neoclásicos, burgueses, con algún elemento barroco, y de repente lo ve, corre ágilmente hasta el volante, mira a su alrededor y sube, arranca, despega hacia el infinito. Va por una carretera principal de las afueras de la ciudad. Empieza a recordar la noche anterior. La chica rubia de pelo corto repartiendo diarios. Tiene dolor de cabeza, pero no tiene ninguna pastilla, y porqué tomarlas, si tampoco tiene dinero, se le han acabado los cigarrillos y se pregunta si en ese bar de la carretera. Para y se toma un café. En la barra del bar hay una chica. Sólo una chica. En el fondo hay una mujer con sus dos hijos. La chica lleva un impermeable verde oscuro y está tomándose un café solo mirando hacia el exterior. Él está a unos tres metros. Se pregunta si debería decirle algo. Pero no lo hace. La chica rubia de la noche anterior. Antes de salir coje un diario y se lo pone debajo de la gabardina.

1 comentario:

Miguel Ángel Maya dijo...

...Curioso, recuerdo la película vagamente, pero me acuerdo mucho de la música, de la cara de despistado de Belmondo, y sobre todo de la chica rubia de pelo corto...
...¿Y lo del tráfico de música? ¿En qué quedó?...