miércoles, 7 de octubre de 2009

desencuentros

y otra vez la página en blanco y la cabeza llena de cucarachas como ropa entre las figuras
que se entrechocan en el underground:
bemoles de la fugacidad

niños que se saben
carnosos
resacosos
perversos

abiertos
en el vacío funcional de una aula que no se sabe

niños con la cabeza en blanco y los dientes ensangrentados de rechistar

3 comentarios:

Miguel Ángel Maya dijo...

...Mmmmh...
...Marta, ¿eres profesora de secundaria? El poema tiene la dosis justa de cinismo y desamparo que les asedia a todos mis amigos profesores...
...Me ha encantado...
...Un abrazo...

Marta Parés dijo...

¿Yo? si sólo soy una pobre estudiante de cuarto de Humanidades... bueno, estudiante, pobre no. Jeje.

Saludos! Y gracias!

Miguel Ángel Maya dijo...

(Marta, te pongo también aquí el comentario que he dejado en mi blog. Copio y pego)
"...Marta...
...Tu comentario es denso y rico, gracias, para mí es también un honor comentar el primer poema que cuelgas en tu blog, de modo que nos repartimos los honores jejeje...
...Lo de la ausencia de Barthes y el concepto de "punctum" creo que me suena de una época muy lejana, y creo que durante algún tiempo estuvo muy presente en mi vida, pero ahora no recuerdo exactamente en qué consiste y cómo lo trataba Barthes...
...Cuando estudiaba filosofía en Sevilla (después estudié filosofía en Nápoles y todo parecían dos caras de dos monedas muy lejanas, es extraño) recuerdo que me interesé mucho por el concepto de ausencia, por el peso de la ausencia, y por la deformación del espacio y el tiempo que ejercen las personas en otras personas...
...En esa época leía todo lo que tenía que ver con esa paja mental tan íntima, y cayó en mis manos "Fragmentos de un discurso amoroso", donde creo que Barthes habla del concepto de "punctum" (no lo sé, me suena de ahí, pero lo mismo estoy diciendo un disparate)... Recuerdo que durante un tiempo fue un libro que me apasionó, pero no sé lo que cambió en mí, el caso es que cuando volví a echarle un vistazo hace un par de años, recuerdo que el libro me dejó una desilusión muy profunda...
...Eso sí, el concepto de ausencia me sigue interesando y me sigue pareciendo jugoso, ya sea como mecanismo para el pensamiento, o bien como concepto vital...
...Hay un libro de Homero Aridjis, titulado "Sobre una ausencia", donde en varios relatos hace una descripción detallada y poética de posibles ausencias. La mejor, para mí, es ese encuentro fortuito en un autobús lleno de pasajeros y un pequeño roce de manos, y la posterior separación...
...Te lo recomiendo, aunque lo leí hace mucho (quién sabe si ahora me decepcionaría jajajaja)..."
"(sigo, Marta)
...En cuanto a la música, sí, es algo indisoluble en mí. Soy músico, sonoramente músico, y creo que es en la parte sonora del mundo donde me siento más cómodo, mucho más que con las palabras. Creo, o que las palabras son ya una evolución a partir de ahí, de la música...
...Durante mucho tiempo llevé una doble vida (si se puede llamar así jajaja) en la que, por un lado escribía, y por otro era músico (toco piano y percusión, y durante un tiempo me dediqué a las láminas: vibráfono, marimba, xilófono...) Sólo hace unos años me dí cuenta, de una manera muy natural, de que las palabras y los sonidos no necesariamente tenían que tener mundos aparte. Y no sólo eso, sino que había grandes ejemplos literarios y musicales en los que ambos mundos se menzclaban con toda naturalidad: me vienen a la mente Leonard Cohen y Jacques Brel, por ejemplo, incluso el patrio Krahe, autor de dos o tres canciones esenciales en lengua española. En el apartado literario, ahí está Carpentier, Manuel Puig o Cabrera Infante, por poner ejemplos manidos...
...En fin, Marta, me ha gustado mucho tu comentario, y me ha dado que pensar: yo no creo que haya que hacer una elección musical ante un hipotético fracaso literario, sino que hay que musicalizar la literatura, en el sentido que dices: la música es mucho más natural, dos músicos de dos lugares remotos o antagónicos del mundo se pueden poner a tocar en cualquier parte porque comparten unos códigos mucho más abiertos y probablemente más placenteros (a mí me ha pasado), para la literatura hacen falta, probablemente, más condiciones...
...No sé, es una idea...
...Un musical abrazo..."