jueves, 26 de mayo de 2011

Ai

Nada empieza a ser una palabra cargada de sentido.

Tai-txi, ioga, feng-shui:
OM

Qué vanidades.

Más destrucción por favor. ¡Levántense de sus poltronas! ¡Ya!

Me levanto de la cama y todo carece de olor y color. Una línea recta que termina en otra línea recta. Una puerta. Una pared con dibujos. Al menos esto. Me apoyo en ella. Todo parece estar en su sitio ahora.

El vacío y lo lleno se retroalimentan. No hay dentro. No hay afuera.

Nada empieza a irse de mi mente.

A ver qué nos depara el mañana. Qué vanidades.

Pero fue un rollo metafórico. No se levanten.

miércoles, 16 de febrero de 2011

FALCONER. LOS GATOS ESTÁN EN TODAS PARTES

La absurda dignidad de los gatos

se alinea con los rulos de la Sra. Antonia

Aquéllos, se alimentan de gratis hurgando en contenedores

como mendigos sin alma

Gato se relame las patitas como haciéndose la manicura

En Falconer, la prisión de Cheever

reina el PASADO

Farragut recuerda los tiempos felices con su mujer

La habitación con la tele encendida se llena de nostalgia

en la mente de Farragut, rabioso contra los cristales,

todo resta muerto

reina la MUERTE

Felices los gatos que sólo sobreviven.

Acicalarse y Alimentarse.

O dejar

de ser

(gato).

domingo, 13 de febrero de 2011

The imaginary guitar

No importa la lluvia.

Lluvia, llanto, llamas, luciérnaga, lóbrego, lírico, lamentable, lúcidamente loco.

Fernando se abraza la cabeza para no pasar más frío

sus pómulos sinceros

ignorando corcheras vibran sus manos y brazos
un huevo rasposo y bailarín se mueve izquierda derecha abajo arriba izquierda
al son de la guitarra,

the imaginary guitarr.

En este río de cemento vertical y horizontales figuras
la guitarra sólo existe para los ojos.

En la mente, "Watermelon in Easter Bay" de Frank Zappa da las pulsaciones
clasifica los archivos desordenados una y otra vez
como un mecánico pero sonriente bibliotecario.


https://youtu.be/XiyW0cwvWc0

sábado, 12 de febrero de 2011

Luna

Quisiera que todo el humo gris fuera de noche
una noche blanca y húmeda como tus pies al despertar del sexo.
Corren niños desnudos sudorosos borrachos y contentos en la noche,
se deshacen como párpados sin ojos,
hundiéndose en la clorofila estéril de esas plantas
que no regaste.

Son las seis y el reloj se queja por tus dudas.
La estampa que no elegiste.
Un millón de años en la espalda de la humedad sin noche sin colchón.
A una niña se le va cayendo poco a poco la cinta del pelo rubio y ondulado,
poco a poco hasta que se le cae del todo y queda tirada, fría en la avenida Tibidabo,
se ensucia de polvo (que no quitará ninguna sudamericana solitaria y bien educada).
Los niños siguen correteando por las calles y llegan hasta la playa.
No les deja pasar el mar, pero se quedan mirando

el infinito inalcanzable

La huída.

Dos reposan, abrazados.

La niña se abraza las rodillas debajo del vestido,
cierra
los párpados
guardando sus ojos,
como la luna, nunca se pierden,
aunque tuerza la cabeza, siempre mira de reojo,
indecisa pero presente.

La brisa lo envuelve todo.